ATREVETE A CRECER....

La Liberación del Ser está en el Amor con mayúsculas....

sábado, 21 de enero de 2012

ACUERDOS DE LA FILOSOFÍA PERENNE

  1. El Espíritu existe.
  2. El Espíritu está dentro de nosotros.
  3. a pesar de ello, la mayoría de los seres humanos vivimos inmersos en un mundo de separación y dualidad, donde no nos percatamos de ese Espíritu interno.
  4. existe un camino para salir de ese estado de ilusión y caída, un Camino que conduce a la liberación.
  5. si seguimos ese Camino hasta el final, llegaremos a un Renacimiento.
  6. esa experiencia pone fin a nuestro estado de sufrimiento.
  7. el final del sufrimiento desemboca en la acción social amorosa y compasiva hacia todos los seres sensibles.
(Ken Wilber)


miércoles, 5 de octubre de 2011

RESPIRACIÓN HOLOSCÓPICA


También llamada Holotrópica, es una de las más poderosas y eficaces técnicas de psicoterapia experiencial, y de autoexploración profunda, existentes dentro de la Psicología Transpersonal. Su propósito es alcanzar una mayor autocomprensión, expansión de la identidad del yo y facilitar el acceso a las raíces de los problemas emocionales y psicosomáticos.

Esta técnica combina respiración, música evocativa, trabajo corporal focalizado, arte (mandalas) e integración grupal. Mediante la respiración y música activamos la psique donde ésta tiene la sorprendente capacidad terapéutica de seleccionar y llevar a la conciencia contenidos inconscientes que contienen una fuerte carga emotiva, y por tanto una gran importancia psicológica.

Está indicada para el desarrollo personal y para el tratamiento terapéutico de dificultades psicosomáticas, emocionales y psicológicas. Permite el acceso a capas profundas de la psique y activa nuestra propia sabiduría interna.

Se ha descubierto que la activación de la psique pone en marcha procesos de curación espontánea gobernada por una profunda sabiduría organísmica. Los resultados son sorprendentes; a un nivel clínico se ven liberaciones de depresiones, fobias, asma, fuertes tensiones, etc.

La conexión, el vivir ese poder interior, la ausencia de culpa, el abrirnos a esa dimensión espiritual que va más allá del cuerpo y del ego, nos facilita experimentar una profunda auto-confianza.


La respiración Holoscópica y cualquier forma de hiperventilación acelerada, no está indicada para aquellas personas que padezcan alguna enfermedad cardiovascular grave, estén embarazadas, tengan glaucoma, hayan sufrido de epilepsia o de patologías psiquiátricas.

DIRIGIDO A PERSONAS QUE DESEEN O NECESITEN:

ü      Acceder a estados de relajación y aliviar el estrés.
ü      Activar e integrar contenidos inconscientes.
ü      Movilizar energías bloqueadas y mejorar la creatividad.
ü      Resolver tensiones corporales y síntomas psicosomáticos.
ü      Revitalizar y/o encontrar el sentido de la propia vida.
ü      Resolver traumas, fobias, ansiedad, depresión…
ü      Revivir y/o elaborar experiencias pasadas, incluido el nacimiento.
ü      Integrar emociones y vivencias.
ü      Potenciar la práctica meditativa y/o espiritual.

lunes, 11 de julio de 2011

¿PERDER...?

...uno de los grandes misterios de la Vida es cuando te das cuenta que todo tiene una explicación dentro de un Orden Universal....que no podemos controlar.....me refiero a este "desencuentro" con alguien, otra "desilusión"....un amor no correspondido....puertas que hemos de cerrar porque en este momento no son factibles....y después de la Aceptación, una empieza a sentir ese chispazo de liberación....y empieza a ver las cosas con perspectiva....
está claro que en esta vida crecemos a través de los llamados "palos"....y en realidad, somos parte de un engranaje mucho mas amplio....donde si somos conscientes de que formamos parte de ese "plan divino", uno se suelta, descansa, y se entrega a la confianza de que...."algo mejor va a venir..."....pero claro, antes hemos de soltar....con mucho Amor....pero soltar....de verdad y de corazón, no como un alma en pena...no con rencor ni con victimismo....si con la gratitud de saber que esto nos lleva a algo supremo....mucho más valioso que es el encuentro con nosotros mismos y con algo o alguien que nos va a responder tal y como nos merecemos.....o mejor aún.....justo y compatible con lo que emitimos en cada momento.....

...acepta y suelta....y confía....que pronto algo mucho mejor llega...

domingo, 19 de junio de 2011

LA AMISTAD....

Llevo tiempo en el tormento mental de querer justificar las sombras  que me producen no querer aceptar lo que ya no vibra conmigo....
llevo tiempo que no paro de lamentarme por no poder acercarme a quienes un día fueron parte indispensable de mi vida.....y resulta que en la quietud del Alma, se revela, una vez mas, que en la Vida no hay que hacer Nada....
....es un Hacer sin Hacer, pues si de verdad Amas, has de dejar Ser al Ser, y no pretender cambiar nada...

...no puedes cambiar lo que sientes...no puedes cambiar lo que sienten....solo puedes aceptar lo que sientes, abrazarlo y con Amor, con muchísimo Amor, pedir a los cuatro vientos, que ese Amor haga lo que tenga que hacer para que cada  cual se sitúe allí donde su corazón lo lleve.....allí donde ha de estar para seguir creciendo como Ser....si quiere claro....

...mover nos movemos siempre...aunque estemos quietos....aceptar es lo que nos queda...pues nadie es propietario del sentimiento de nadie, y del tiempo de nadie....

...respétate y serás respetado...como es adentro es afuera....y la vida sigue.....

quiero proclamar mi Alegría por sentir que sigo Amando a aquellos que guardo en mi corazón aunque no me entiendan.....aunque no me acepten...porque el Amor es lo único que tengo,....y lo único que quiero Ser ....

...en el regocijo de sentir el Amor que Soy me voy Viviendo en esto que llamamos Vida....en este personaje que digo Ser.....

Namasté....

martes, 23 de noviembre de 2010

MEDITACION EN RED

Próximamente se pondrá en marcha en Posadas un grupo de Meditación en Red.


Siento que ha llegado la hora de formar un grupo donde la Vacuidad y la Presencia forme parte de nuestra vida cotidiana.




Seguiré informando

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL

Existen muchas teorías que coinciden en que el origen de la dependencia emocional está en la infancia, cuando se producen circunstancias de falta de aprobación, de amor y valoración, que hacen adultos que temen a la soledad, sintiéndose responsables de la felicidad del otro, miedo al rechazo, falta de seguridad en uno mismo, baja autoestima y complejo de inferioridad.
El miedo al abandono es uno de los miedos que surgen en la infancia cuando alrededor de los siete meses de edad los niños presentan miedo o ansiedad cuando tienen que separarse de sus padres. Este miedo se presenta en todas las culturas y en todos los niños. El niño teme ser abandonado por sus progenitores y está relacionado con el miedo a perder el amor de sus padres. Siente que si lo abandonan es porque no lo aman.
Si hay algo que define indefectiblemente nuestra niñez, es la experiencia doble de la seguridad y la inseguridad.
La seguridad se arraiga en la certeza moral del amor incondicional de nuestros padres. Sabemos bien de pequeños que, independientemente de nuestros actos, difícilmente catalogables por un niño como buenos o malos, -porque el conocimiento acertado del bien y del mal aún está por formarse-, siempre contaremos con el amor incondicional del padre y de la madre.
¿A caso podría un niño vivir con la coacción moral de que tiene que ganarse el cariño de sus padres por la bondad de su comportamiento o de sus actos?
El niño crece en la confianza de que, a pesar de cómo se comporte, sus padres siempre lo querrán, porque lo hacen gratuitamente y sin necesidad de méritos. Si el afecto fuera un premio a conquistar, la infancia se convertiría en una conquista de la que muy pocos podrían salir victoriosos.
La madurez, entre otras cosas, nos introduce en el ámbito de las seguridades, tanto afectivas como materiales, pero las heridas del pasado incierto, y a menudo incómodo, han conseguido modelar lo que cada uno es hoy en día.
Esta herida de la infancia explica el sentimiento de abandono que sufren las personas que sienten dependencia. Para evitar el abandono, y ante el miedo a sentirnos solos, hacemos lo posible para no perder nuestra pareja, amigo, familiar, etc.
La dependencia es un tipo de adicción que produce apego ansioso, se sufre mucho. Además, cuando más dependiente te muestras, más rechazo recibes por parte de tu pareja, lo cual hace que sientas aún más miedo a perder a esa persona, más ansiedad y más dependencia. Es, por tanto, un círculo vicioso.
Además, ocurre que si la persona que más te quiere, tu padre o tu madre, te hacía llorar en el pasado y esta fue la forma de demostrar su amor, buscaremos que nuestra pareja también nos haga llorar para demostrarnos su amor.
En otras ocasiones, en el seno de un hogar desestructurado donde no sólo no se recibe el cariño y la atención de los padres, sino que muchas veces los hijos han de sobreponerse a situaciones de responsabilidad adulta, de miedos y sobrecargas emocionales, desembocan en una personalidad adulta que necesita del conflicto, de la crisis y el caos para poder demostrar su competencia y ese complejo de “salvador” que ha generado una relación no gratificante que le resulta demasiado familiar, y por lo tanto, conocida.
De estas situaciones, se crean personas que dependen todo el tiempo de que alguien les diga que los quiere, que los ama, que son lindos, que son buenos. Están permanentemente en búsqueda de otro que le repita que nunca, nunca lo va a dejar de querer. Todos sentimos el deseo normal de ser queridos por la persona que amamos, pero otra cosa es vivir en función de confirmarlo.
Con el tiempo, en cualquier área moral, intelectual o afectiva, el dependiente va desarrollando cierta tendencia a depositarse en una sola de las personas de su entorno. Ellos o ellas sienten que necesitan de esa otra persona ya no para avanzar, sino para ser. Cuando esto sucede, la dependencia deja de ser un síntoma o una actitud y se transforma en una enfermedad. El individuo llega a creer sinceramente que no podría siquiera subsistir sin el otro.
Lo que sigue es previsible. Animado por esa falsa creencia, comienza a condicionar cada conducta a ese vínculo patológico en el que vive muchas veces con sentimientos ambivalentes, ya que para el dependiente representa al mismo tiempo su salvación y su calvario. Todo lo que hace está inspirado, dirigido, producido o dedicado a halagar, enojar, seducir, premiar o castigar a aquel de quien depende.
La psicología moderna lo llama codependencia, y lo asemeja a una adicción a un vínculo y la equipara a cualquier otra adicción. Exactamente igual que en un síndrome de drogodependencia, el codependiente es portador de una personalidad proclive a las adicciones y puede, llegado el caso, realizar actos casi o francamente irracionales para proveerse de “la droga”.
Esta adicción queda escondida detrás de la supuesta pasión amorosa y la conducta dependiente se incrusta en la personalidad con falsas ideas como la de “no puedo vivir sin ti” o la sobrevalorada necesidad de la presencia calificadora de la persona amada.
Como dice Jorge Bucay cuando le dice un paciente que si ama a alguien es sano pensar que no puede vivir sin esa persona….él contesta: “No. Nunca es sano…y lo peor…es que tampoco es cierto”. Pero, ¿qué pasaría si el más inmaduro y dependiente de mis “yos” tomara el mando y decidiera no aceptar una ruptura…un abandono por parte de la pareja? El primer peldaño es intentar transformarme en una necesidad para ti. “Te doy todo lo que quieras”.
El segundo peldaño es que me tengas lástima… “Yo que te quiero tanto…y tú que no me quieres”.
El tercer peldaño….que me odies….todo con tal que me tengas en cuenta….
Y el cuarto lo bajan las personas que son violentas…trato que me tengas miedo….
Tal vez lo que sucede es que, en el fondo, yo, tú y todos, pretendemos no desprendernos totalmente de nada, especialmente cuando el “ya no más” no depende de nuestra decisión ni de nuestra renuncia. A la luz de lo dicho, uno puede darse cuenta de que el dolor de una pérdida puede tener que ver no sólo con no tener algo, sino también con el mal manejo de mi impotencia. A veces la vida está relacionada con soltar lo que alguna vez nos “salvó”. Soltar las cosas a las cuales nos aferramos intensamente, creyendo que tenerlas es lo que nos va a seguir salvando de la caída.
Tenemos tendencia a aferrarnos a las ideas, a las personas y a las vivencias. Nos aferramos a los vínculos, a los espacios físicos, a los lugares conocidos, con la certeza de que esto es lo único que nos puede salvar.
En realidad actuamos así porque una parte de nosotros no confía en nuestra fuerza, intenta convencernos de que no seríamos capaces de tolerar ningún sufrimiento o que no podríamos soportar el dolor; y por si fuera poco confundimos esas dos cosas.
El sufrimiento es racional aunque no sea inteligente, induce a la parálisis, es estruendoso, exhibicionista, quiere permanecer y, para ello, reclama compañía, pero no como consuelo, sino porque necesita testigos.
El dolor, sin embargo, es silencioso, solitario, implica aceptación, estar en contacto con lo que sentimos, con la carencia y con el “vacío” que dejó la ausencia.
En definitiva, se trata de no haber aprendido que obtener y perder son parte de la dinámica normal de la vida considerada como “feliz”. La muerte, el cambio y las pérdidas están íntimamente relacionados desde el comienzo de los tiempos con la felicidad y con la vida plena
La sabiduría popular o el inconsciente colectivo saben, desde siempre, que las pequeñas muertes cotidianas y quizá también los más tremendos episodios de muerte simbolizan internamente procesos de cambio.
Vivir activamente es permitir que las cosas dejen de ser para que den lugar a otras nuevas, y para eso hay que aprender a soltar lo anterior.
Cuando tememos a lo que viene, nos aferramos a lo que hay.
Con relación al amor, el dolor es más que un riesgo, es casi una garantía, aunque sólo sea el dolor de descubrir nuestras diferencias y de enfrentar nuestros desacuerdos.
Vivir vale la pena. Una pena que es valiosa porque, además de inevitable, de alguna manera nos abre la puerta de una nueva dimensión. El dolor ineludible que nos sirve para conseguir algo más importante. La condición imprescindible para sostener mi propio crecimiento.
En definitiva, de los miedos pasados se puede ser consciente, se puede ser inconsciente, se puede huir y, finalmente, integrarlos en la trama histórica de la existencia personal. Pero en cualquier caso, nunca borrarlos  de la estructura fundamental que nos configura como seres humanos.
“Si de noche lloras porque el sol no está,
las lágrimas te impedirán ver las estrellas”. Rabindranath Tagore.

domingo, 14 de noviembre de 2010

EL MIEDO AL ABANDONO (primera parte)

“… con sus manos cubriéndose el rostro, se la sentía llorar amargamente,…¡¡ ¿qué ocurre cuando la muerte es la única salida al dolor?!!… ¿por qué no recibimos el Amor que nos quieren dar??? El miedo a la soledad… a no sentirnos amados, importantes para alguien… una caricia, un beso, una palabra… ¡son tan importantes!, ¿qué ocurre cuándo todo eso se nos niega?, la tristeza es infinita, … el desasosiego, … llorar sin límites … el sentirse amado es una necesidad primaria, joder!!! … si careces de ello, ni comer, ni dormir… ¡nada te hace sentirte viva! … porque nada tiene sentido… nada.”

Vivir con miedo es no vivir. Es estar preso. Vives a ratos….esos ratitos de lucidez cuando el cansancio mental te abre la brecha de la serenidad….y cuando la experimentas, es maravilloso, pero es aún más doloroso, pues te das cuenta del infierno en el que vives.
Todos necesitamos amor, sentirnos queridos y respetados. Si en tu infancia, eso es algo que te lo has tenido que ganar, y sin garantías, te hace vivir según los demás te quieran dar. Y es una pesadilla, porque en todo momento estás temiendo que eso que te dan….te lo quiten….te abandonen…
El miedo al abandono es una sensación que está dentro de las personas que tienen miedo a no ser perfectas…porque si fallan….pueden perder el cariño de la gente que les importa.
Pueden llegar a tener el valor de iniciar una relación, pero al tiempo, esa incapacidad para gestionar sus emociones, y esa concesión al otro para que la gestione, se vuelve en contra de lo que es una relación que aspira a crecer.
Ante una carencia afectiva, normalmente procedente del seno familiar, las personas tienden a necesitar el cariño y la atención de aquellos a quien aman, para sentirse completas y en equilibrio.
Un equilibrio que es inestable, pues ante una carencia suplida “desde fuera”, hace un efecto de “chute emocional” que necesita ser alimentado una y otra vez, haciendo que la persona se sienta insatisfecha en el momento en que siente la carencia de dicha atención y cariño. Una situación que conlleva el miedo persistente a perder lo que está recibiendo. Miedo a ser abandonado.
El miedo es un estado de alerta que llevado al extremo supone la falta de serenidad y confianza que hace que la persona actúe desde la necesidad de erradicar ese miedo a costa de lo que sea.
Desde el punto de vista físico, el miedo es una emoción choque en la que el organismo reacciona con comportamientos somáticos y modificaciones endocrinas  que pueden variar mucho según las personas y las circunstancias: aceleración o reducción de los latidos del corazón, respiración demasiado rápida o lenta, contracción o dilatación de los vasos sanguíneos, hiper o hiposecreción de las glándulas, inmovilización o exteriorización violenta, y, al límite, inhibición o al contrario, movimientos violentos e incontrolables.
En el vaivén mental, un miedo se desencadena a través de una voz de alarma, nacida de una carencia del pasado, proyectada al futuro, y una serie de pensamientos asociativos relativos a ese miedo que paralizan la libre elección y la actuación desde el propio ser.